Los trastornos del espectro autista (TEA) incluyen trastornos neurodevelopmentales que se hacen evidentes durante la primera infancia. Ciertos factores genéticos y ambientales pueden contribuir a su desarrollo.
TEA o autismo es un término amplio que se utiliza para describir un grupo de trastornos que afectan el desarrollo de los niños. Estos trastornos se caracterizan primordialmente por diferencias en la comunicación y la interacción social.
Las personas con TEA, adultos o niños, a menudo tienen intereses o patrones de comportamiento restringidos y repetitivos.
Los síntomas del TEA típicamente se vuelven más evidentes durante la primera infancia, entre los 12 y 24 meses de edad. Sin embargo, los síntomas también pueden aparecer antes o después de estas edades.
Los síntomas tempranos del autismo pueden incluir un marcado retraso en el desarrollo del lenguaje o en el social. Es decir, los niños no empiezan a hablar a las edades usuales o interactúan diferente que otros niños de la misma edad.
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, 5ª edición, revisión de texto (DSM-5-TR), utilizado por los profesionales de atención médica para diagnosticar diversos trastornos mentales o de desarrollo, divide los síntomas del TEA en dos categorías:
- diferencias en patrones de comunicación e interacción social
- patrones restringidos o repetitivos de comportamiento o actividades
Para ser diagnosticado el autismo, una persona debe mostrar síntomas claros en ambas categorías.
Retos de comunicación e interacción social
El autismo puede involucrar una serie de diferencias en las habilidades de comunicación, muchas de las cuales aparecen antes de los 5 años:
- Desde el nacimiento: Dificultad para mantener contacto visual con otros.
- Antes de los 9 meses: No responder a su nombre y no mostrar expresiones faciales que reflejen emociones (como sorpresa o enojo).
- Antes de los 12 meses: No mostrar interés en juegos interactivos básicos, y no llamar a un padre con un nombre especial, como “mamá” o “papá”. También es común usar pocos o ningún gesto, como saludar.
- Antes de los 15 meses: No compartir sus intereses con otros (por ejemplo, mostrando un juguete favorito).
- Antes de los 18 meses: No señalar o mirar hacia donde otros señalan, y no señalar para mostrar algo de interés.
- Antes de los 24 meses: No darse cuenta cuando otras personas parecen tristes o heridas, y no decir más de una o dos palabras.
- Antes de los 36 meses: No notar a otros niños en el mismo lugar, o no unirse a ellos en el juego.
- Antes de los 48 meses: No participar en “juegos de simulación”, como fingir ser un doctor o maestro.
- Antes de los 60 meses: No cantar, actuar, o bailar.
A partir de los 36 meses, los niños autistas pueden tener dificultades para expresar sus sentimientos o comprender lo que los demás sienten.
A medida que crecen, podrían tener retos para hablar o tener habilidades muy limitadas o específicas para comunicarse.
Algunos niños autistas desarrollan habilidades lingüísticas a un ritmo desigual. Si un tema en particular les interesa, por ejemplo, podrían desarrollar un vocabulario muy sólido para hablar sobre ese tema específico, pero podrían tener dificultades para comunicarse sobre otras cosas.
Cuando los niños autistas comienzan a hablar, podrían hacerlo con un tono inusual que va desde un tono alto y “cantarín” hasta un tono robótico o plano.
Los niños autistas también podrían mostrar signos de hiperlexia, que quiere decir leer más allá de lo esperado para su edad. Ellos también podrían aprender a leer antes que sus iguales neurotípicos, a veces tan temprano como a los 2 años. Sin embargo, incluso cuando leen muy bien podrían no comprender lo que están leyendo.
Aunque la hiperlexia no siempre acompaña al autismo, una papel investigativo de 2017 sugiere que entre el 6% y el 20% de los niños autistas muestran señales tempranas de hiperlexia, dependiendo de cómo se defina la hiperlexia.
Al interactuar con otros, los niños autistas podrían tener dificultades para compartir sus emociones e intereses o mantener conversaciones. La comunicación no verbal, como mantener contacto visual o lenguaje corporal, también podría ser difícil para ellos.
Estos desafíos y diferencias en la comunicación pueden persistir hasta la edad adulta.
Patrones restringidos o repetitivos de comportamiento o actividades
Además de las diferencias en comunicación e interacción social mencionados anteriormente, el autismo incluye síntomas relacionados con movimientos corporales y comportamientos rutinarios.
El autismo puede incluir:
- movimientos repetitivos, como mecerse, agitar los brazos, girar, o correr de un lado a otro
- alinear objetos, como juguetes, en un orden estricto y molestarse cuando ese orden se interrumpe
- apego a rutinas estrictas, como las relacionadas con la hora de dormir o ir a la escuela
- repetir insistentemente palabras, fragmentos de palabras, o frases que escuchan de otros
- molestarse por cambios menores en su rutina
- concentrarse intensamente en partes de objetos, como la rueda de un camión de juguete o el cabello de una muñeca
- reacciones exageradas a estímulos sensoriales, como sonidos, olores y sabores
- intereses fijos en objetos o actividades
- habilidades no usuales para su edad, como talento musical o capacidades de memoria
Otras características del autismo
Algunas personas autistas podrían tener síntomas adicionales, incluyendo:
- retraso en el desarrollo de movimiento o habilidades cognitivas
- convulsiones
- síntomas gastrointestinales, como estreñimiento o diarrea
- preocupación o estrés excesivo
- niveles inusuales de miedo (ya sea más altos o más bajos de lo esperado)
- comportamientos hiperactivos, desatentos o impulsivos
- reacciones emocionales inesperadas
- hábitos o preferencias alimenticias inusuales
- patrones de sueño inusuales
- comportamientos de autoestimulación o autocalmantes
El DSM-5-TR actualmente reconoce cinco subtipos o especificadores del TEA:
- con o sin discapacidad intelectual acompañante
- con o sin impedimento del lenguaje acompañante
- asociado con una condición médica o genética conocida o un factor ambiental
- asociado con otro trastorno neurodevelopmental, mental o conductual
- con catatonia
Una persona puede recibir un diagnóstico de uno o más de estos subtipos.
Antes del DSM-5-TR, las personas autistas recibían un diagnóstico de:
- trastorno autista
- síndrome de Asperger
- trastorno generalizado del desarrollo no especificado (PDD-NOS)
- trastorno desintegrativo infantil
Ahora, todos estas manifestaciones se agrupan bajo trastornos del espectro autista, un único diagnóstico.
Es importante tener en cuenta que una persona que recibió uno de estos diagnósticos anteriores no ha perdido su diagnóstico y no necesitará ser reevaluada.
La causa exacta del trastorno del espectro autista es desconocida.
Algunos factores de riesgo que podrían contributir para el autismo incluyen:
- tener un familiar directo que sea persona autista
- ciertas mutaciones genéticas
- tener síndrome de X frágil y otros trastornos genéticos
- nacer de padres de mayor edad
- bajo peso al nacer
- desequilibrios metabólicos
- exposición a metales pesados y toxinas ambientales
- antecedentes maternos de infecciones virales
- exposición fetal a los medicamentos ácido valproico o talidomida (Thalomid)
Vacunas y autismo
Un controvertido estudio de 1998 propuso un vínculo entre el autismo y la vacuna triple vírica (MMR). Sin embargo, ese estudio fue desacreditado por muchas
Un diagnóstico de TEA se logra luego de:
- varios exámenes de detección (como observación de comportamientos)
- pruebas genéticas
- evaluaciones especializadas
Exámenes de desarrollo
La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) recomienda que todos los niños se sometan a un examen de detección de TEA a los 18 y 24 meses.
El examen de detección puede ayudar a identificar el TEA en niños de manera temprana, lo cual permitiría darles un apoyo necesario.
La Lista de Verificación Modificada para Autismo en Niños Pequeños (M-CHAT) es una herramienta de detección común que muchas oficinas pediátricas utilizan.
Es importante tener en cuenta que la detección no es un diagnóstico. Los niños que dan positivo en la detección de TEA no necesariamente lo tienen. Además, los exámenes de detección no siempre identifican a todos los niños que son personas autistas.
Otros exámenes
El médico de su hijo puede recomendar una combinación de pruebas para autismo, incluyendo:
Determinación del diagnóstico
Típicamente, un equipo de especialistas hace el diagnóstico. Este equipo puede incluir:
- psicólogos infantiles
- terapeutas ocupacionales
- patólogos del habla y lenguaje
No existen “curas” para el trastorno del espectro autista (TEA). Más bien, para algunas personas autistas, terapias de apoyo y otras consideraciones pueden ayudarles a manejar ciertas situaciones de una manera menos abrumadora.
Muchos enfoques involucran terapias como:
Masajes, ropa y mantas con peso, y técnicas de meditación también pueden ayudar a algunas personas autistas a manejar ansiedad e irritación. Sin embargo, los resultados variarán. Algunas personas pueden responder bien a ciertos enfoques, mientras que otras no.
Remedios alternativos
La investigación sobre estrategias alternativos para apoyo al autismo es variada, y algunas pueden tener impactos negativos en la salud.
Antes de invertir en cualquier terapia alternativa, padres y cuidadores deben evaluar la investigación y los costos financieros en comparación con los posibles beneficios.
Cuando tengas dudas, habla con un profesional de atención médica.
El trastorno del espectro autista se manifiesta en multiples formas. El manejo del trastorno usualmente se enfoca en dar apoyo para que la persona desarrolle habilidades sociales y verbales, y logre tener una buena calidad de vida.